[Guten tag soy el tercer escritor de este blog Albel, mi nombre de pluma en la red. Por ciertas razones no he tenido el tiempo apropiado para presentarme a los posibles lectores que tomaran interés en este blog con el transcurso del tiempo. Aprovechare este pequeño espacio previo a mi escrito para medio presentarme ante vosotros, además de que tengo intención de mantener este pequeño espacio informal a lo largo de mis escritos para cualesquier razón que se me venga a la mente, desde quejarme con ustedes de algo, alabarlos, molestar a Miki, etc.

La realidad de las cosas es que el no haberme podido presentar ante ustedes, como Roxy o Miki hicieron al presentar sus estilos, es que entré de manera tardía al proyecto, de hecho ni si quiera me entere de esto hasta que surgió el tema con Miki. Acto seguido torcí el brazo de Miki para dejarme escribir esta pequeña sección. ¿Porqué hacerlo? Es más que nada por mi pasado como escritor, el cual se basa más que nada en rol en línea en el cual he participado activamente por ya casi 6 años. Al comienzo fui estudiante quien cometió todos los errores, al final un selectivo pseudo-mentor quien simplemente gustaba de corregir cosas que aberraban ante el lenguaje español. Transición que ocurrió por mi egoísta deseo de mejorar el rol ajeno presumiendo del propio, finalmente me desespere de mismo así como de las nuevas generaciones de rol que cada vez mas pecan de soberbia y de ignorancia. Finalmente lo abandone desesperado y sin ilusión de volver. Así entonces pase casi un año sin actividad de letras en mis dedos, entenderán porque me pareció tan interesante el escribir por gusto y lo que quisiera en un blog, resultando en mi coerción a Miki.

Esclarecido mi pasado, mi esperanza de este blog, y mis posibles intenciones de molestar a Miki y actuar como un refinado bufón de corte para vosotros comenzare mi primer escrito. Este primero se basa en uno de mis pasatiempos, el mirar gente mientras pasa por lugares concurridos; plazas, teatros, pasillos de escuela, parques y avenidas. En estos momentos tengo que terminar unos trabajos de universidad y estudiar para un examen por lo que quizás solo sea un escrito corto, pero aquí se los dejo.]

Mil Caras – Dos Ojos

Pasos sin oficio me llevan siempre al mismo lugar, la banca en la esquina bajo la sombra del parasol. Por alguna razón mis pensamientos aun al divagar siempre apuntan a este lugar donde me siento y miro. No es ningún museo, ni exhibición fotográfica, mucho menos un teatro ni cine. Es solo un mar de rostros, estilos, padecimientos y esperanzas; tan viva y tan humana la vox populi, casi la definición de la humanidad.

Sus rostros jamás pasan a verme, solo se apuntan al destino, u ocasionalmente a otro rostro conocido iluminándose de gusto al verse entre amistades, o retorciendo los labios al reconocer al frustrante individuo. Músculos faciales ejercitándose ante la lluvia de estímulos que los bombardean como luces de navideñas, una tras otra y de diferentes colores. Es una diversión muy mía, el mirar cómo la gente quien se llama social retorcer el rostro al ser saludado mientras cruzan manos con sus “amigos”, y conocidos. Viendo como las mascaras se despojan por unos segundos al estimulo, haciéndote imaginar candados con combinaciones miles que encierran la personalidad de un individuo desesperado por esconder su personalidad del mundo. Porque mentir si todos lo hacemos, por más “normales” o desinhibidos que nos consideremos, siempre hay algo muy dentro de nosotros que nos avergüenza y hace que nos pongamos estas mascaras de caminar.

La urbe no sería tal si no fuera por el numero de estilos y colores que por ritual vestimos, queriéndonos expresar de alguna manera hacia nuestros congéneres. Vestimos de negro, con gorra, camisetas con diseños alocados o marcas de moda. Queremos decir al mundo que nos hemos conformado, o que tenemos algo único que decir. Habiendo extremos desde el individuo quien parece sacado de una tienda como maniquí, hasta aquellos que no basta su ropa si no hasta su cuerpo deben deformar con perforaciones, tintes y agujas. Mucho tiempo me ha venido a la mente resistente idea de que pasara cuando esos cuerpos “estilizados”, se paren decrépitos ante un espejo observando pellejo entintado soñando por juventud descontentos con el segundero.

En estos cuerpos que desfilan por la pasarela citadina, lo dicho no siempre es lo que más me interesa. Hay veces que las vendas, las formas peculiares de caminar, las miradas frágiles y los minerales protectores sobre el cuerpo son las que llaman a mis ojos. Aquellas personas que con sus cabellos blanquecinos caminan ya con ayuda de objetos inanimados o de un familiar que les ofrece un hombro o un empujón. Es interesante imaginar cómo fue que sus piernas cedieron, acaso corriendo tras un sueño, destartalando juventud en lugares que jamás conoceré, o sirviendo a un ideal en tierras foráneas donde la libertad es un lujo que apenas si se imagina. Mas no son los únicos que visten estas ornamentas de dolor, hay quienes jóvenes por un arranque de locura terminaron con sus huesos lacerados o hematomas dispersos. No son tanto de interés pues son emociones que no vale la pena sentir, solo son idioteces juveniles que terminan en historias contadas a los amigos y escondidas de los hijos.

Pequeños con esperanza son también producto de mi atención, desde aquellos que miran un juguete con asombro y deseo, hasta los que chillan, lloran y se arrastran en el piso gimiendo y gimoteando por el mismo. Obviamente prefiero el espectro de solo las miradas deseosas, aun cuando yo mismo gimotee de pequeño, o eso me han contado.

Al final porque les he contado tanto de lo que veo cuando me siento en esta banca, es porque

quizás en algún momento mientras me siento hay y veo a las personas, podría ser que gires la cabeza y mires a un extraño mirando a la nada y luego a ti. Puedes ignorarlo o sonreír, sabiendo que si lo haces de regreso te sonreiré, con estos dos ojos que con tu cara has llamado.