Mi Angel 2

Juego de Emociones



    Después de esa noche, algo muy extraño empezó a pasar en esa familia, malos recuerdos empezaron a  apoderarse de ellos, sus padres habían empezado a discutir como nunca antes lo habían hecho. Natalia se encerraba en su cuarto y el único que entraba era Alex para distraerla de las peleas de sus padres, a decir verdad, ni el entendía lo que estaba pasando entre ellos,  pero cada discusión siempre terminaba con su madre llorando, y su padre consolándola, la pequeña ya no quería oír más peleas y tendía a refugiarse en los brazos de su hermano y amigos, pero ellos dos no podían hacer nada , ya que esos problemas eran problemas de familia, lo único que ellos podían hacer era apoyarlos lo más que pudiera,

Al volver de la escuela Samanta y Miguel hablando de lo que pasaba con sus amigos, por que ni ellos lograban entender como era que en tan poco tiempo los padres de ambos chicos habían cambiado y en su preocupación entraron al departamento dejaron  sus cosas cada uno en su habitación y recién cuando fueron al comedor vieron quien había estado sentado ahí desde que llegaron y no se había percatado de su presencia

-          Hasta que por fin nota mi presencia- haciendo un recorrido por cada uno de los chicos- creo que hay algo que los preocupa mucho y a la vez los acompleja-  menciono Ariel con suspicacia ha ambos chico

El silencio era sepulcral ninguno de los dos chico se atrevía a decir lo que sentía o pensaba a cerca de la situación, más que nada porque no sabían qué hacer, como actuar, pese a que siempre los habían preparado para lo inesperado, hasta que un murmullo salió de los labios de los chicos.

-          Yo, no se como ayudarlo-  hablando con desanimo

-          Niños nadie les dijo que esto sería fácil, lo importante aquí es que solo los escuchen, apóyenlos… demuéstrenles que estarán para ellos cuando los necesiten – mientras sonreía dulcemente para ambos muchachos

-          Yo ya no se que hacer, ¿Estaré fallando?… - La joven mira hacia abajo con rabia, y empuñando la mano

-          No –Mira a Miguel que tiene la misma expresión de Samanta- Ustedes no está fallando en su misión… Miguel, no olvides que llevas el nombre de uno de los arcángeles de Dios, respeta ese nombre, no te des por vencido, Samanta lo están haciendo bien pero no pueden interferir, como ya dije solo apóyenlos, no se inventen algo, sáquenlos de ese ambiente.

Les recomendó  Ariel a ambos que tal parecía se estaba acercando demasiado a ambos chicos, que  hicieron lo mismo tomar con cojín y abrazándolo como si este le fuese a dar solución a todo         

Mientras en casa de Alex, las cosas no marchaban nada de bien, otra vez sus padres habían empezado a discutir en el comedor, y como ya era costumbre Alex se encerró en la pieza con Natalia, simplemente por que buscaba la manera de distraerla lo más que pudiera, y que no se diera cuenta que el también estaba sufriendo, pero esta pelea tubo algo diferente a los pocos minutos, los gritos cesaron, y durante varios minutos más, solo se podía sentir el silencio, y una conversación empezó a formarse de la nada como si toda la rabia y el dolor hubiesen desaparecido

-          Tantos años guardando este dolor, sin decir nada- decía la madre de ambos chicos  mirando sus manos y con la cabeza gacha.

-          Ambos callamos demasiado- con un tono casi de susurro dirigiendo su mirada la puerta de la pieza de su hija

-          Y Creo que Alex a sufrido más que nosotros estos años, siempre le hemos exigido demasiado –y con un tono de voz demostraba tristeza y tomando uno de los cojines del sillón y abrazándolo.

-          Tal vez tengas Razón,- Dijo el un poco desanimado  

Se ve como Natalia asoma su cabeza fuera de la puerta de su pieza y detrás sale Alex pero con un poco mas de decisión que su hermana, y tímidamente se acercan a ellos.

-          Disculpa, papá puedes llevarme  a casa de Miguel. – Dice Natalia Tímidamente.

-          Si, nos puedes llevar, tengo que hacer un trabajo con Samanta- cohibido.

-          Si, ya los llevo.- Dice él, ya mucho más tranquilo

 En tanto en casa de Samanta, ambos chicos se dedicaban a leer cualquier cosa que los entretuviera y hiciera olvidar el tema por el cual estaban preocupados, pero Migue siempre miraba por sobre el Libro y notaba qua a Samanta no solo le preocupaban los problemas de Alex.

-          Samanta, ¿Qué te pasa? – pregunta con picardía y cerrando el libro que leía.

-          No lo se Miguel, hay algo dentro de mi, que no se lo que es – alega con un poco preocupada.

-          No me digas que te estas enamorando de él, sabes que no puede ser-  un tanto preocupado por el estado de su compañera.

-          Tal vez sea eso, por eso me preocupa lo que le pase, y explica por que no dejo de pensar en él- aún más preocupada, tirándose en el sillón y tomando una vez mas el cojín y abrazándolo

-          Sabes que no podemos enamorarnos, son nuestras misiones, debemos ayudarlos, no enamorarnos de ellos- con un tono  maduro, pero compresivo a la vez.

-          Lo se, se dieron vuelta los papeles, no crees, mi misión es enamorarlo, para que se empiece a preocupar más por el, que por los demás, hacer que fuese independiente, que no dependa más de las ordenes de sus padre…

Decía Samanta hasta que el timbre de la puerta los interrumpió, y Miguel se paró a abrir, era Alex y Natalia.

-          Hola Miguel – saludo dulcemente Natalia.

-          Hola ¿Está tu hermana?- interrumpiendo amablemente Alex

-          Hola, si está pasa, Hola Nati, ven vamos a la salita de estudio… - le toma la mano y la guía por el departamento que era bastante amplio

-          Hola Alex, ¿Qué te trae por mi casa? ¿Y como supiste donde vivo? – Pregunto Samanta algo extrañada de la situación

-          Mi hermana sabía donde vivías y como tenemos que hacer ese trabajo, pensé que no te molestaría que viniera – mirando al suelo sin levantar la vista y jugando con sus pies.-

-          Si es cierto, ese trabajo es largo, pero ¿Quieres hablar?- mirando con compresión.- siéntate me cansa solo mirarte de pie.

-          Creo que me haría bien – levantando la vista.

Ambos se miraron y no necesitaron palabras para demostrar lo que sentían el uno por el otro. Lo que quedaba de tarde pasó volando, y estos no se dieron cuenta que el sol ya se había ido a dormir, y solo cuando entraron los padres de Samanta,  Ariel y Daniel, se dieron cuenta de la hora y que entre conversa  intento de solucionar problemas también se dieron cuenta que no habían hecho nada del trabaja que tenían que entregar en una semana y que era extremadamente largo.

1 comentarios:

anama dijo...

:O que genial me gusto mucho ^_^

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