MI ANGEL 8

El temor de Ariel y Daniel.

    La semana de castigo de Alex se veía lejana. Nada parecía interrumpir la felicidad que hace mucho tiempo no sentía nada podía romper ese circulo que se había transformado de la tristeza y seriedad, a la alegría y tranquilidad que se respiraba en su casa. Sin embargo, a pesar de ser algo nuevo, él  sentía que eso ya lo había vivido, pero que esta vez, había vuelto para quedarse y que las extrañas imágenes que había tenido los últimos días, al fin habían desaparecido. Para él, esas visiones ahora  solo parecían sueños, sueños muy extraños que ya formaban parte del pasado.

Por el contrario, los retratos o sueños que parecían haber desaparecido en ese joven, se hacían cada vez más presentes en la mente de Samanta. Cada vez, ella tenía más recuerdos de alguien que jamás había visto. Tenía sueños de una chica que no había conocido, por que ya había fallecido. Ella no lograba entender lo que le estaba pasando, sin embargo, había alguien que al parecer si lo comprendía. 


Daniel comenzaba a notar todo lo que pasaba a la joven ángel  y eso le preocupaba, puesto que, según él, era demasiado rápido como para que todo comenzara a pasar. Tenia una clara idea de la situación pero prefirió callar, ya que no quería errar en sus afirmaciones, aun así, el entendía que ese callar era una forma de confirmar lo que realmente estaba pasando.

Por otro parte, Samanta estaba dispuesta a dejar esas preocupaciones de lado, por que ese día lo pasaría todo el día con Alex, Miguel y Natalia, así que no quería arruinarlo.

Mientras esa situación pasaba en la casa de ella, dos bandos que empezaban a encontrarse después de mucho tiempo. En casa del muchacho, tanto Alex como Natalia convencían a su padre que los llevara a casa de Samanta, utilizando viejas tácticas de manipulación que servían para manejar a los padres, que funcionaban de maravilla, puesto que había accedido a la petición de sus hijos  

-          ¡Gracias papito!- contestó efusiva, la pequeña.

-          Los niños te están controlando, les haces el gusto en todo- comentó la madre comprensivamente.

-          Nos vemos más al rato, voy a dejar a estos dos para que dejen de molestar-Boris toma las llave y le da un beso a Karina, acto seguido, sale tras los dos niños.

La dulce escena que la madre contemplo, trajo a su memoria recuerdos de una niña de 12 años convenciendo a su padre de llevarla a algún lado, aquello logro sacarle una sonrisa.

Mientras que en un lugar un poco mas lejano y poco común para reunirse, dos amigos se encontraban, después de haber quedado el día anterior, ya que Sofía quería conocer a la mujer que en los recuerdos de Alex no existía.

-          Tomás, veo que llegaste temprano- expresa Sofía

-          No quería hacerte esperar, ¿entramos?

La chica afirma con la cabeza y entran al cementerio  recorriéndolo entre túneles interminables, ya que buscaban una tumba en especial. Como Tomás era un niño cuando vino por última vez, no sabía si iba bien encaminado, pero parecía que una mano de luz los guiaba hacía aquella tumba.

-          Creo que aquí es – mira a su alrededor - si, ahí está- apunta Tomás

-          Esta es la tumba de Anastasia.

-          ¡Mira! las flores son recientes, parece que las colocaron hoy en la mañana, están… frescas- comento la chica un poco extrañada.

-          Creo que sus padres vienen todos los días a verla y siempre le traen flores- explico - pero ¿para que querías venir aquí? – entristecido

-          Solo a ver la tumba de alguien a quien Alex nunca menciona y ni recuerda.

-          Digamos que es algo traumático para el  recordarla, así que todos sus recuerdos han sido bloqueados- dice Tomas un poco triste.

Sofía solo miraba a su amigo en el cual notaba una profunda tristeza, a su vez miraba la tumba de una chica que había dado todo por su hermano y no lograba entender la situación que había llevado a Alex a olvidarla o de que sus padres vinieran a diario.
Mientras tanto en un lugar un mil veces más alegres 4 niños pasaban el día de sus vidas, divirtiéndose como nunca, patinando en hielo,  como Natalia decía cayéndose en hielo, y comiendo lo que se les antojara, viendo una película, ese fue un día para no olvidar un día que casi llegaba a su fin.

-          Sam, ven, tomémonos una foto en la fuente los cuatro- dice Alex alegremente.

-          ¿pero quien nos saca la foto? – se acomplejaba Sam

-          Se lo pedimos a alguien - dice Natalia con una gran sonrisa en su rostro

-          Si, no pongas tantos problemas- indica Miguel muy tranquilo.

-          Mira esa señora se ve bien - dice Alex mientras camina hacia ella tranquilamente – Disculpe, señora- dice con un tono algo infantil.

-          ¿Si?- ella se da vuelta y al mirar al niño, nota rostro familiar, se asombra y pronuncia su nombre- ¿Alex?

-          ¿Disculpe?

-          Alex, ¿no me reconoces?… soy Rocío – dice mirándolo tiernamente

El evidentemente no recordaba a la mejor amiga de Anastasia y ella buscaba que él la  recordara pero cada palabra fue inútil para remover las memorias de Alex. Finalmente cedió en sus intentos y se limito a preguntar qué era lo que ellos querían, Miguel impetuoso como siempre y ya receloso de la situación, le dice que quieren una fotografía, la cual ella toma con gusto cuando ve que los cuatro estaban en posición

-          ¡Gracias!

-          Alex, ¿puedes entregarle esta tarjeta a tu mamá?, dile que me llame, por favor  ¿Si?- y dando una sonrisa Rocío se retira y continua su camino.

-          Eso fue extraño,

-          Ni lo digas Miguel, hermano ¿la conoces?

-          Tal parece que si, pero no logro recordarla –aun mas extrañado que el resto.

-          Bueno chicos, vamos a revelar esa foto y sacamos dos copias, una para ustedes dos y otra para nosotros-

Dice Samanta muy alegre, pero algo extrañada, ya que esa mujer le traía a la mente a una chica que había visto en las imágenes, sin embargo ella sentía que la conocía de algún lado, pero no sabía de donde.

En otro punto, ella, antes de irse, la miraba con ojos extrañados, por que tal parecía que había visto un fantasma, un espectro de su mejor amiga.

Al rato de eso encontraron donde revelar la foto y comprar dos marcos para colocarla, pero en la mente de Alex y de Samanta, el encuentro con Rocío no se borraba, era como el recordatorio de que habían olvidado algo… o alguien.

La tarde se terminaba y ellos debían volver a sus casa, en el metro se despidieron y cada pareja se fue por donde debían irse, pero lo que restaba de esa tarde sumió a Alex en la melancolía, por que quería recordar, eso que había olvidado, por que el sentimiento que esa mujer había despertado en Alex era algo cálido. En tanto Samanta, buscaba alguna manera, una respuesta de saber lo que le estaba pasando, sin embargo Daniel seguía vigilante, por que quería confirmar verdaderamente, si lo que más temía se estaba haciendo realidad        

-          Ariel, creo que estamos en problemas.

-          ¿Por que los dices Daniel?

-          Ella actúa extraña, creo que nuestro peor temor se ha hecho realidad,

Ella lo mira desconcertada y un tanto preocupada, por la situación a la que ambos podrían verse enfrentados a una situación  que ambos temían.

-          Ya nos hubiese reclamado… no ha pasado te lo aseguro.

-          Esperemos que sea así Ariel, de otra manera, la misión que tiene esta en riesgo, y todo lo que la familia ha avanzado se irá al infierno.

Y en lo que ellos conversaban preocupados e intentaban buscar una salida viable a la situación una luz resplandeciente aparece entre ellos.

-          No seas exagerado Daniel, lo que tu sospechas esta pasando, pero aun hay tiempo, no se desesperen, todo va a salir bien-

-          Pero Azazel, debemos sacarla de ese ambiente antes de que eso ocurra – comenta  Daniel preocupado.

-          No, esperemos un poco más, además esto está terminado, y han hecho un buen trabajo, Daniel, Ariel ¡esperen! tengan paciencia y cuídenla, sabemos que el tiempo ahora es vital, cada segundo cuenta… que este temor no se haga realidad.

El arcángel los miro a ambos con comprensión y sonriéndose se despide y una luz casi cegadora lo rodea y este desaparece.

-          Esperemos que esto sea como tú lo dices Azaziel.

Pronuncia en voz baja Daniel, y en lo que la luz desaparece llegan Samanta y Miguel, por una parte Miguel llego tan feliz como se había ido, pero en Samanta era felicidad confusa, que  Daniel y Ariel notaron. Pero la confusión en la mente de Samanta había ocurrido por la apreciación de Roció, como ya era tarde instintivamente se fue a la cama y se encerró en su cuarto.

A la mañana siguiente y durante  el día ella no salió de su cuarto, se quedo encerrada, sin saber lo que estaba pasando afuera, los movimientos de Miguel, los intento fallidos de Ariel al intentar hablar con ella. Al atardecer cuando el cielo pierde su color celeste y las nubes al empezar a ocultarse el sol se tornan rojas, como el anuncio de un fin, ella sale del cuarto algo asustada dirigiéndose al comedor  y hacia la ventana fijando su mirada hacia el horizonte, quedándose quieta ahí, una lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, Ariel notando que ella había salido va a su lado llamándola.

-          Samanta – marcando la voz - ¡SAMANTA! – toma aire y un poco de coraje y menciona un nombre, que no era el de ella, pero al cual respondió. -¿Anastasia?-

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