Hells Gate 4


Si alguien aun lee esto, lo cual no estoy muy seguro por mas que quiero creer que a alguien le interesa, hola sigo aun vivo. Mi internet tuvo problemas y he estado con y sin internet por intervalo de un mes, por lo mismo no escribi nada para el aniversario. Posiblemente no habria tenido nada lindo que decir asi que de cierta manera es bueno que no haya tenido nada que decir. Por cierto les comento que me canse de hacer esto un relato de decisiones. ¿Para qué coño pongo decisiones si nadie las va a tomar? Meramente me entretendre con el cuento y explorare un poco de mis miedos con el. Amm... No se que mas decir, me luxe el dedo pulgar, amm... me resfrie la semana pasada, estoy yendo al gimnasio de nuevo asi que estoy en mejor condicion fisica... bah a quien le importa.



Black Gate: Hell's Gate - Prologo parte 4


Los ojos de la penumbra eran lo único que alumbraba escasamente el ambiente. La luna reflejada sobre un lago lejano creaba aquel efecto de ojos blancos penetrantes, observando todo movimiento que ocurría en su colina. Miraban a donde la casa con ojos entrecerrados, como si no quisieran si quiera ver a aquel lugar maldito. Maldito por que aquella persona se escondía ahí, o porque realmente hubiese algo dentro de aquellas 4 paredes de madera antigua. No era claro, solo cierto que la atmosfera pintaba para que esa noche, el caballo no fuese el único sacrificio de sangre a la tierra de ese lugar. Lo que fuese que hubiera allí pedía a gritos la sangre de él. Casi como sabueso quien ladraba tras su victima de manera viciosa.

Los ladridos serían un sonido reconfortante a la realidad que se sufría en el momento mientras el aun yacía sentado, abrazado de sus rodillas, apenas si al otro lado de aquel umbral donde solo escasos centímetros de madera y pintura lo separaban de aquellas criaturas que habían devorado al caballo en cuestión de segundos. ¿Qué coño había en el lugar como para que permitiese la existencia de tales cosas en el alrededor? ¿Alguna especie de fábrica de químicos que había convertido a los gatos monteses en aquellas pútridas muestras de vida que lo habían atacado? Razones lógicas debía de haber para lo que sucedía, o al menos de eso él se quería convencer antes de caer en el pánico de la realidad que lo afrontaba.

Pero mientras divagaba en dicha realidad debía darse cuenta que había entrado a una casa donde existían humanos que afrontaban a dichas criaturas como rutina del día a día. ¿Qué clase de personas, si es que alguna, habitaban aquella casa que seguía en pie? Debía investigar si había algo más allá de la oscuridad que lo rodeaba. Finalmente opto por volver a encender la lámpara que había rescatado de los restos de aquel granero. Decisión de la cual pronto se arrepentiría. Posiblemente atrapado en su paranoia y en aquello que vio en el granero, no fue si no hasta que sus ojos vieron el alrededor fue que se dio cuenta de que la casa estaba abandonada. No había nada mas que las paredes decaídas a su alrededor, parecía que el lugar había sido abandonado por lo menos por una década. Algunas cosas las reconocía pese al decadente estado en el que estaban. Por ello mismo se daba una idea del abandono del lugar. De todas maneras dicha época también había electricidad por lo que en algún lado de la casa debía haber por lo menos un interruptor de luz. De estar en sus cabales sabría que el encender una luz podría atraer visitantes indeseados, pero la sola idea de la seguridad que podía proveer una luz eléctrica, en su mente, borraba toda sugerencia del peligro que representaba.

Con el poco coraje que pudo juntar decidió moverse hacía a algún lado. Posiblemente a donde la caja de fusibles se encontraba; el sótano. Avanzo por la sala a donde parecía encontrarse la puerta del sótano. No se fijo en la indiscreta cantidad  de fotografías familiares arrojadas y rotas por el lugar. La mayoría de ellas con fotos de una familia adorable – padre, madre, hijos, pero por alguna razón los ojos en las fotografías no aparecían. Todos habían sido borrados usando un instrumento afilado para solo dejar cuencas con trasfondo blanco. Posiblemente lo ignoró por como muchas jovencitas disque sentimentales hacían lo mismo con las imágenes de mujeres bellas en las fotografías. Era una simple metodología psicológica para evadir la realidad de lo que veían. Evitar ser visto, ser juzgado, esa era la idea. Aun cuando muchos dicen que los ojos son la ventana al alma.

Al fin tras divagar un poco por la sala, se introdujo debajo de la puerta bajo las escaleras, con esperanzas de que algún fusible o alguna mal conexión fuesen la razón de la opresiva oscuridad que lo hacía delirar. Ver cosas que no están ahí en la noche es una de esas sensaciones que siempre ha hecho al humano aborrecer y temer el momento que la luna cruza los cielos. Dormir en de noche probablemente solo sea una excusa para evitar sentir el pánico de vivir en la eterna noche. Momento que mas nos aterroriza pero cuando mas vulnerables nos volvemos; o eterna paradoja.

Los crujidos de las escaleras mientras bajaba por los escalones lo hacían delirar aun más, queriendo escapar de la casa y arrojarse a las criaturas con tal de terminar la horrible pesadilla. La flama atenuaba, al parecer había usado demasiado gas de la lámpara y estaba pronto a acabarse. Decidió acelerar el paso, mas en cuanto dio unos pocos las escaleras cedieron llevándolo al piso en un azote de cuerpo entero. Lo que vio ahí debajo lo aterrorizo. Vomito un poco dentro de su boca haciendo el esfuerzo de no esparcir los fluidos por todo el lugar. Frente a él un hombre de una complexión un poco más robusta yacía ahí; muerto. El modus operandi del asesino no era difícil de deducir para nadie, su cara había sido devorada dejando solo el hueso expuesto, sus ojos aun en la posición, secos, con una sensación de horror que posiblemente se quedó ahí tras ver lo que lo asechaba. Posiblemente la obra de una de esas criaturas que del granero. Comenzó a tener dudas de si era tan buena idea el terminar la pesadilla de esa manera. En su mano había un hacha, un hacha de bombero, posiblemente la profesión del pobre hombre quien habrá acudido al auxilio de alguien pero terminó moribundo en el piso. Tomó el hacha, siendo que ya no le era de utilidad a un muerto. El cuero ya estaba lánguido y un poco putrefacto, por lo que al remover el hacha fracturo los débiles huesos del hombre. Una plegaría por perturbar al muerto escapó de sus labios.

Quedaban pocos segundos de luz, debía apresurarse si es que iba a encontrar algún fusible en cualquier momento. El tiempo corría…

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