¡No Puedes! 12 (Final)



Duodécimo Imperativo: Puedes





Podía sentir la caricia dolorosa de una garra sobre su brazo izquierdo junto a un aliento putrefacto cerca de su rostro. Asco y repugnancia sentía a tal punto creía vomitar al tener a ese ser desagradable sobre ella, además algunas lágrimas recorrían su rostro a pesar de que mantenía sus parpados apretados para no verlo, para que su imagen mental no se hiciese real y así bloquear todo lo que pudiese percibir con cualquiera de sus sentidos.



Ninguno de sus intentos de evadir la realidad le funcionó pues él no estaba dispuesto a ello, quería oírla y verla sufrir para alimentarse de ello como lo hacía antes. Por eso enterró sus garras de manera “delicada” en el antebrazo derecho de ella, lo cual la hizo abrir sus ojos y, gritar de dolor y horror de ver a su atacante, que no era otro que aquel rubio de dientes irregulares, Dellx.




-Ahora sí que te ves “adorable”, “mi adorable” Kimerlain, el rojo...- Puso mucho énfasis en decir sarcásticamente  aquello antes de comenzar a lamer su garra ensangrentada como si fuese lo más exquisito del mundo -…te queda muy bien.-



Aquellas palabras sólo servían para aumentar el asco que sentía por él, lo único que podía hacer era desviar su vista topándose con las palabras de la camiseta que usaba el día de hoy: “Game Over”, el leerlas la asustó porque conocía el significado y además para ella tenían uno terrible en el que no quería pensar… Uno era que tenía que aceptar su triste realidad de la que no podría escapar y que ya no podría regresar con su querido hermano.



Terminaba por cerrar sus ojos nuevamente porque ya había perdido toda esperanza, no podría ejecutar el plan que su hermano tan brillantemente había tramado antes de dejarla, gracias al imprevisto de que tuvo que trasladarse de su lugar de guarda hasta un lugar al cual no llegó. “¿Por qué tenía que sucederle esto a ella, si ya tenían un plan perfecto y sólo faltaban unos días para ´ponerlo en marcha?” Esa pregunta le rondaba mientras su futuro simplemente se teñía de rojo y negro porque las cosas no podrían ser peores, no, ya no.  Estaba muy sumida en su desesperación que no se dio cuenta que la habían dejado de caer sino hasta que su cuerpo sintió la baja temperatura del suelo en el cual estaba apoyada y que el dolor de su brazo se agudizaba, el cual intentó no sentir porque era totalmente irrelevante.



-…¿No sabes cuando has perdido, parasito?- Una voz que se pasaba de insolente pero burlona podía escuchar como algo lejano pero sentía que estaba más cerca. -Deberías saber tu lugar entre los demonios. Si la tocabas morirías, me dieron este poder al venir aquí… - Eso era demasiado aunque ella misma deseaba matarlo con sus propias manos, no que otro lo hiciese por ella, pero era aquello tan poco adorable que si lo hacía otro antes que ella, lo aceptaría.



Pero además de no reconocer la voz, había algo más que la inquietaba… ¿Se había desmayado? Porque… ¿desde que momento había llegado alguien más? ¿Y cómo era que…. La otra voz parecía confiada en que ya había ganado. Esto debía ser un error porque hasta hace poco ella estaba siendo abrumada por su odiado enemigo.



-Siempre a rescatarla…como esos estúpidos cuentos de humanas en peligro.- Resoplaba aunque la voz de Dellx parecía un tanto forzada como si le fuese dificultoso articular las palabras. -Tan insoportable como siempre renacuajo alado.-



¿Era Erf el que estaba allí con su enemigo? Aquello la inquietaba porque no le había reconocido la voz, sino que hasta que el otro lo nombró de manera peyorativa. Tenía que abrir sus ojos para ver por si misma lo que estaba sucediendo… lo intentó pero no pudo y sintió un escalofrío al escuchar a Dellx gritar de dolor. ¿Qué le estaba haciendo su hermano al otro? ¿Cómo podía algo tan pequeño hacer tanto daño y dar miedo? Porque ella al no poder verlo eso era lo que sentía, miedo. De verdad debería abrir sus ojos, debía seguir intentándolo.



-No los abras Kimer.- Se le erizaban los cabellos al recibir ese mensaje de una voz suave sin sonido.



-¿A caso no puedo hacerlo?- Se notaba lo enojada que estaba por el tono como de sarcasmo que usó, ella no recibía órdenes de nadie y siempre hacía lo que quería, era toda una Thantgate.



-Sí, si puedes, pero es mejor que no lo hagas…- se hizo una pausa que parecía eterna en este silencio -no quieres ver en lo que se ha convertido tu hermano.-



-Yo…-



En ese momento intentaba levantarse, tambaleaba y en la desesperación por las palabras que escuchó, abrió sus ojos. Un cuerpo que no reconocía, verde y rugoso, grande y musculoso, y con unas desproporcionadas alas, pequeñas comparadas al tamaño de todo su cuerpo, pudo ver en primera instancia algo borroso. Ese cuerpo fornido y aberrante levantaba con una sola mano al ensangrentado cuerpo de Dellx, esa visión infernal le hacía temblar. ¿Quién era su salvador? Una duda a la cual le conocía la respuesta; era su amigo, su hermano, su amado… pero con esa forma era casi imposible reconocer algún rasgo de cualquiera de sus otras formas, no se sentía como si fuese él mismo.



-¡No…!- Se le escapó un chillido, más que la orden que quería emitir. -No lo mates.-



Una horrible mueca que parecía una sonrisa estaba en el rostro del ahorcado mientras que en el otro había desconcierto total, se notaba la pregunta que quería hacer pero no pronunciaba: “¿En qué estás pensando?”



-Tortúralo.- Con una sonrisa un tanto fría respondió a las caras de ambos mientras de a poco su conciencia se iba, desplomándose de nuevo en el frío suelo.



-¡Kimer!- Con un fuerte bufido le llamó Erf al verla caer y luego apretó con aún más fuerza la garganta del otro. -Tus palabras las cumpliré…- dijo seguro y un tanto excitado por ver sufrir completamente a su enemigo, el cual gruñía ahogándose -sufrirás… mucho más de lo que ella sufrió por tus asquerosas manos.- La ira se notaba llameante en sus ojos, recién encendida gracias a las palabras de su amada que simplemente terminaba otra vez inconsciente.







Como cada mañana despertaba afirmándose su antebrazo derecho sufriendo por un dolor antiguo mientras es reconfortada por los brazos de su amado quien le recordaba que hacía años que eso había pasado, que ahora podían estar tranquilos, que ambos estaban bien, que ya nada malos les pasaría y que debía levantarse para abrir la tienda de antigüedades, si es que quería tener dinero para los gastos del siguiente mes.



-Las bromas en la mañana no son nada adorables.- Reprochó ya más tranquila mientras le jalaba la mejilla. -Tú también apresúrate, tienes que cumplir con tu trabajo.-



-¡Ouch! No me lo recuerdes.- Se ríe. -Me iré después de…- sus labios se acercaban cariñosamente a los de ella para un cariñoso beso de buenos días.



Esa era una bella forma de dejarse llevar y olvidar lo que soñó: las últimas veces que vio a Dellx, cuando fue atacada por última vez y cuando fue torturado y desmembrado, aquello a pesar de todo el mal que le hizo le era algo que quería olvidar porque no era nada agradable, pero así podía vivir sin sentir que ekka no podía, que ella no estaba calificada para llevar las riendas de su propia vida



Fin.

0 comentarios:

Publicar un comentario