¡No Puedes!

Primer Imperativo: Desaparece


No quería encontrarse con ellos, ya era demasiado encontrárselos cada día era como si viesen a donde estaba y hacia dónde va, incluso lo que quería hacer. Predecir sus movimientos parecía algo demasiado fácil para los demás y a pesar de que ella buscaba rutas nuevas y no hacer los mismos caminos siempre… era encontrada a la vuelta de una esquina, a mitad de camino, a veces simplemente parecían estar parados en un lugar esperándola tranquilamente porque por allí ella pasaría. Era totalmente injusto pero no podía hacer nada más tendría que toda su vida dejarse molestar por aquellos que se alimentaban de lo que se sentía cuando de era molestada. De cierta forma sentía que eso sería una eternidad antes de que la dejasen en paz.

Hoy no era la excepción la chica a pesar de haber encontrado una ruta muy distinta a las que había buscado antes, la cual parecía estar hecho sólo para ella y por la que podía vigilar completamente si los veía en algún punto al final había terminado como todas, ellos estaban al final de la ruta esperándola. Trató como un último esfuerzo correr y alejarse pero dos de ellos simplemente la tomaron de los brazos, la sujetaron y ya no pudo irse. Era extraño eso que le pasaba, porque a pesar de haber otros cerca, a ella era a la única que molestaban de esa manera. Aún tenía las heridas de las rodillas de ayer frescas, hoy no quería otras, ya estaba realmente cansada de estos estúpidos juegos a los que la sometían pero no encontraba manera de escapar.

-Yoh…. Pequeña.- La terrible sonrisa de dientes dispares del líder del grupo como siempre la saludaba atemorizándola porque a su vez sus ojos se clavaban en los de ellas dándole a entender que hoy la harían satisfacerlo aún más que ayer. -Es bueno poder encontrarte siempre que tengo mis necesidades… eres como un regalo que siempre aparece en esos momentos.-

Ojalá no existiese nadie más como él pero justamente se había reunido con un grupo que tenía sus mismas necesidades y como él era el más fuerte era el líder y el que se llevaba la mejor parte, la cual suponía que era ella porque sólo él la torturaba de esa forma, tan cruel hasta para ella.

-No pienso saludarte.- Desviaba su mirada hacia abajo porque si lo hacía hacia los lados sólo vería a los esbirros de él tomándola con fuerza para que no escapase, aunque no necesitaban hacerlo de esa forma ya que ella no era fuerte y no podría escaparse aunque lo desease. -Termina pronto.- La chica mostraba su habitual arrogancia a pesar de estar asustada porque no sabía que pasaría, pero no podía cambiar su personalidad por el miedo eso hacía que fuese aún más de esa manera.

-Cómo siempre harás que esto sea muy divertido.- Los demás miembros simplemente se reían de manera siniestra o cuchicheaban sobre qué haría Dellx con la chica el día de hoy, hacían apuestas y proponían miles de torturas horribles que la chica podía escuchar perfectamente. -Eres tan hermosa… puffff- se ríe burlonamente porque no puede decir eso ante alguien que dentro de los estereotipos no era lo que se llama hermosa peor tampoco era fea -ksssss… bien… ¿A qué jugaremos hoy?-

La pregunta retumbó en la cabeza de la chica pues los ojos de él eran de serpiente y siempre mostraban que ya tenía decidido lo que haría con ella por lo que esa pregunta sólo era para darle unas falsas esperanzas que ella no tendría porque ya conocía ese feo brillo de sus ojos que lo delataban. Esperó pacientemente a que simplemente hiciera su primer movimiento, no le daría aun ese gusto de mostrarse indefensa y asustada antes de que hiciese cualquier cosa. Entonces sintió un dolor en su hombro izquierdo, ella sabía muy bien por qué pero se lo negaba a su mente porque no quería mostrarse débil, no aceptaría que ella era así ante nadie a pesar que frente a estos tipos que desde el primer momento que la vieron quizás por su olor o por algún gesto de ella notaron que ella era así a pesar de no demostrarlo.

Su sangre comenzaba a caer por su hombro y sentía más dolor, le punzaba, la garra de Dellx estaba enterrándose cada vez más en sus carnes, rompiéndoselas para que ella gritase, pero la chica sólo se mordía el labio inferior y soportaba el dolor como mejor pusiese. A pesar de que quería terminar rápido con esta situación, era demasiado orgullosa como para dárselo de buenas a primeras, visto desde otra perspectiva era demasiado tonta.

-Kimerlain……- susurró su nombre a su oído el chico como si fuesen amantes, pero ella sólo podía sentir escalofríos -…me encanta esto de que te hagas la difícil… siempre hace más interesante esto…. pero ahora… no quiero dañarte en otro lado…- Apartaba sus labios de oído de ella y los esbirros cuchicheaban más lejos, ella no había notado que la habían soltado y que parecía sólo estar con él, en una especie de momento íntimo.

La chica si le respondía le daría lo que él quería porque gritaría le demostraría su dolor pero parecía que disfrutaba más cuando ella se hacía la difícil como ahora, daría la impresión que ella era una masoquista y disfrutaba de esto y por eso lo alargaba más porque el otro comenzaba a retorcer sus dedos como garras en sus carnes. Su labio inferior comenzaba a sangrar porque se estaba mordiendo realmente fuerte, la pobre chica realmente sentía mucho dolor y ya estaba en su límite, le daría lo que él quería.

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargh!- Gritó finalmente temblando era demasiado pero era peor lo que pasaría ahora  que la estaba sujetando de los brazos para que no cayese y en eso acercaba la monstruosa boca de él a  la suya dejándola sentir su aliento mientras aspiraba el grito de ella. No podía hablar, eso la horrorizaba, le molestaba la manera de “alimentarse” de él, la encontraba detestable por lo que con voz quebrada le dijo. -Sé…… que esta será… la última vez que lo hagas… no podrás hacerlo eres…… nada adorable para que esto siga…… así por más tiempo.-

A sus palabras le respondió con unas lamidas en sus labios y saboreó el sabor de su sangre quedando ella con las asquerosas babas de él sobre sus labios, eso le revolvió el estómago, daba gracias que hace años por culpa de él no comía algo decente para devolverlo. Podía escuchar las risas, burlas e insultos de los otros retumbar en su cabeza mientras Dellx la dejaba caer al suelo como si fuera basura.

-Gracias por la comida.- Su voz era burlona y era como si no hubiese escuchado sus palabras pero no podía no reírse de ellas. -Tu eres mía no puedes escapar de mí, jajaja, jamás podrás. Por ahora… adiós, Kimerlain.- Comenzaba a alejar de ella junto a sus secuaces pero se giró para mirarla unos segundos. -Ahora te ves más bella y adorable.- Soltó una risotada y prosiguió con su avance hasta desaparecer.

Quizás las palabras de él tenían algo de razón así parecía encajar más en aquel mundo donde no había nada de lo cual alimentarse al menos para ella, pero al ser de una casta baja no podía salir de su zona sin sentir aquella aplastante sensación de los demonios de raza superior. Si, ella era un demonio y uno de los que no eran muy útiles ni fuertes, jamás podría hacer algo con su inútil vida más que ser esclava de los demonios como Dellx para ser su sustento alimenticio. Tampoco tenía la apariencia de uno o al menos la rechazaban por tener más rasgos humanos que cualquier otro dentro de su zona, se burlaban de ella por ser un demonio débil con apariencia de los que pueden subir a la superficie, o sea, de los fuertes; ella mantenía su apariencia así porque la propia demoníaca no le gustaba, no era lo que ella llamaría adorable, pero nadie sabía que ella tenía dos formas por eso era molestada.

Trató de levantarse pero no se podía afirmar con el brazo izquierdo, sentía mucho dolor y asco, así que se quedó por un rato más en el suelo de alguna manera sentada. Se maldecía a si misma por ser como era de débil y no poder darle la pelea a quien la acosaba cada día, sentía cada vez más las ganas de desaparecer y alejarse, no estar allí, ir al “ultimo túnel” y desaparecer. Pero, siempre pero, ella no podía escapar de su realidad, de su existencia, tampoco quería morir a pesar de la vida que tenía. No había nada que hacerle, en este plano ella no era más que un ser sin valor.


Al fin había dejado de sangrar después de apretarse por mucho tiempo el hombro izquierdo, ahora podría usar su brazo derecho para levantarse cuidando de que sus rodillas tocasen lo menos posible el suelo pero.... se dio cuenta que no sentía las piernas, en realidad no sentía que hubiese suelo alguno. Entre más tiempo pasaba se daba cuenta de más cosas, ahora ya no veía pero sabía que estaba allí porque aun escuchaba el sonido de gemidos de dolor, risas y otras cosas normales del lugar donde estaba, aunque parecía que ya no estaba allí salvo que sentía un agudo dolor en el cuello, le faltaba el aire, fue en ese entonces cuando sintió que ya no había nada y que no estaba allí, pero de nuevo sintió todo su ser, que esta vez se quemaba por completo hasta ya no sentir nada.



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3 comentarios:

Mai dijo...

Me gustó!
La redacción en algunas partes está un poco extraña, revisa antes de publicar Miki!!
Te quiero ;)

anama dijo...

Muy buena me gusto mucho :D, aunque a veces me confundo quien dice que DX

A leer los otros ^_^

Garen dijo...

Muy buena Miki. ^^ Me gusto mucho. Luego te muestro la mia y compartimos, va? ^^ Te quiero, escribes muy bien. Algunos detallitos de redacción como dijeron antes, pero nada de importancia. En general, bastante bien y amo el toque de suspenso a medida que vas leyendo ;)

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