¡No Puedes! 6


Sexto Imperativo: Despierta


-…- Las carcajadas del tipo eran aún más fuertes que los gritos de ella, eran estruendosamente horrorosas, malvadas y crueles. Era raro que nadie se acercase a ver que era lo que estaba pasando en aquel lugar. -Así que sabes quien soy… ¿Eh?-

Ella negó con la cabeza sin dejar de balbucear el… nombre, porque eso era o sentía en su interior que era, un nada adorable nombre que le crispaba todo su ser. Trató cubriéndose la boca para detener los balbuceos y así calmarse para hablar, pero no pudo porque el otro le tapo la boca con un horrendo beso, cosa que la aturdió un poco dejando que el otro hablara mientras le acariciaba los cabellos de manera bruta y los dejaba desordenados, cosa que le molestaba pero no podía hacérselo saber, no después de aquello.

-Kimerlain, Kimerlain…- comenzaba a hablar antes de soltarle el brazo al fin -por la mejor comida que he disfrutado en años te dejaré ir, pero no olvides:- se relamía los labios y jaló los cabellos para hacer que lo mirase, ella gimió de dolor y al fin dejó de balbucear -Tendremos más encuentros y me alimentarás como es debido.-


Todo lo que dijo estaba cargado con una malicia que dejó helada a la chica, satisfecho con lo hecho se fue sin más dejándola sola, temerosa y muy frágil en aquel callejón donde para ella el tiempo se hacía eterno mientras no podía moverse. Estaba incomoda, se le hacía extraño todo y sentía el suelo helado bajo ella, además que con sólo pensar en levantarse, para no sentirlo, sabía que no lo lograría porque su voluntad estaba rota y que ya no podría hacer nada por si misma. En este momento la chica orgullosa y testaruda había desaparecido, demasiado fácil para su gusto, algo que en su vida habría imaginado.

Todo era muy confuso y molesto, se sentía un poco como en esa pesadilla que siempre tenía: que todo era muy real pero que al abrir los ojos nada de eso recordaba, deseaba que eso pasase con este encuentro pero sabía bien que no sería así porque tenía los ojos abiertos, eso no quitaría que siguiese deseando para que despertase y no recordase nada, que nada de eso haya pasado realmente. Pero nada de eso pasaría ya que había sido traumático y por ello desató un miedo que por nadie había sentido en toda su vida, ni por su padre que debía de tenerlo por ser la máxima autoridad, lo cual ella no lo creía porque para ella su propia persona era su única autoridad, era porque ahora por lo vivido perdía su imagen autoritaria.

Al fin algo relativamente bueno estaba pasando, perdía la consciencia, era relativo porque así no pensaría por un rato pero en el lugar en el que estaba no era para nada cómodo. Poco a poco su cuerpo en el suelo dejaba de percibir su alrededor siendo lo ultimo que sentía era que flotaba, porque ya no sentía el suelo bajo su cuerpo, luego todo era negro y tranquilo. Una agradable oscura paz.

-Sabemos eso.- Respondía con su voz que estaba acostumbrada a las pocas palabras. -Pero no, nosotros la cuidaremos. Es el trato que tiene Eberhard contigo.- Antje hablaba por teléfono moviéndose un poco inquieta por su dormitorio. -Sé que no es mi deber pero me agrada.- Cortó la llamada sin despedirse.

Caminó hasta su cama donde Kimerlain estaba acostada y a simple vista parecía que dormía plácidamente por la quietud que mostraba pero para la chica era una quietud cadavérica que la tenía preocupada, no sabía como estaba la chica y sólo podía vigilarla para ver si había algún cambio, pero no pasaba nada. Sus signos vitales estaban bien, los había corroborado hace poco, su cuerpo funcionaba pero parecía que su mente no quería volver, aquello no era nada bueno.

Fue una suerte haberla encontrado pues por más que la buscaba en lugares donde sabía que podía estar no sentía su presencia y cuando la vio entendió el porqué de ello, había un campo que bloqueaba el lugar donde ella estaba, no uno que no se pudiese atravesar pero si que no dejaba que ella fuera perceptible, ya que ambas compartían una conexión que obviamente sólo la chica Brandt sabía de ello. De seguro que el otro día que la subió al auto el otro entendió que tipo de conexión tenían, eso no era nada bueno porque podría esconder a Kimerlain para siempre, esperaba que eso no pasase, no podía dejar que pasase ya que acarrearía grandes consecuencias a su padre y para ella misma, también no se lo perdonaría porque ella era su amiga.

-Sal y trabaja.- La ruda voz de su padre la obliga a comenzar a alejarse de su amiga. -¿Dijo lo que creo?- Preguntó mientras se apoyaba en el marco de la puerta, a lo cual Antje asintió por ambas cosas mientras pasaba por un lado de él. –Despertará cuando deba, y sino tendrá que regresar.-

Como siempre era una misteriosa y de pocas palabras la comunicación entre los Brandt, en la cual si alguien de afuera los escuchase podría especular muchas cosas sobre la información que ellos se transmitían sin palabras. Antje y Kimerlain funcionan de manera similar salvo que la chica Thantgate añade la información que falta porque le gusta hablar de manera clara, sino cree que no se da a entender pero tampoco es que se transmitan demasiadas palabras, a veces con sus miradas se entienden y dejan poco espacio a la especulación.

El señor Brandt se quedó un rato vigilando a la “bella durmiente” a pesar de lo que le había dicho a su hija, pues quería corroborar algunas cosas por si mismo, las cuales una “nativa” como ella no podría notar. Primeramente observaba de lejos, midiendo con su vista si algo de alrededor de la chica había cambiado y si que había un leve cambio cuando posó su vista en las cobijas que la cubrían, las cuales él preparó para ella específicamente porque si no eran “adorables” no servirían, todo nuevo hasta que la recostaron en la cama pero ahora se podía ver que el color estaba percudido como si hubiese sido usado y lavado muchas veces. Había esperado hacer este descubrimiento pero le tomó pro sorpresa lo pronto que había pasado, aunque también cabía recordar que la chica había pasado por algo demasiado traumático, pero aun así en las dos horas que llevaba recostada, había dejado las cobijas en un feo estado, lo cual haría que tuviesen que cambiarlas pronto por otras nuevas.

Se acercó un poco a examinarle la ropa que ella llevaba puesta levantando las cobijas y se encontró con la desagradable sorpresa de que estaban rotas y muy muy desgastadas, la chica estaba hambrienta y él sabía de que alimentarla, sólo necesitaba que Antje la vistiese con otras ropas y cambiar las cobijas, con ello se asegurarían de que por lo menos no se desataría más el hambre que ella sentía. Mientras bajaba las escaleras para que su hija subiese a hacer las cosas, maldecía la aparición del otro, les dejó demasiado poco tiempo antes de que por si misma se diese cuenta de todo.

-Ropa y cama.- Con esas dos palabras se entendió lo que había que hacer dejando solo al hombre en la tienda, cosa a la que estaba acostumbrado y muchas veces prefería.

Antje no se sorprendió mucho al ver lo que había pasado con las ropas, ella había visto como sucedía con algunos objetos de la tienda que Kimerlain los admiraba y decía que eran adorables, pero esto había sido más rápido que otra veces, pero tampoco había tiempo de sorprenderse por lo que con cuidado recostó sobre las cobijas que ya había quitado a su amiga. Hizo un trabajo limpio y rápido en el que la otra no se despertó por nada y así la dejó sola porque sólo se preocuparía más si se quedaba mirándola.

Sólo habían tres personas en la casa-tienda de los Brandt y nadie había sido invitado, ni tampoco habían clientes en la tienda donde estaban padre e hija, pero aun así alguien estaba acariciando suavemente los cabellos rojos de la chica que parecía dormir, luego sus mejillas que no perdían su calor gracias a que estaba arropada, eso era un alivio.
-Tienes que despertar, aunque no quieras.- Susurraba al oído de la chica lentamente mientras su rostro poco a poco quedaba frente a ella. -Recuerda expresarte mejor en el siguiente email.- Besa suavemente los labios de la chica, sabiendo que no habría contestación y sorprendiéndose de que la hubo. -Te estoy cuidando, Kimer…-

1 comentarios:

anama dijo...

Me gusto mucho estoy totalmente enganchada :D
me encanta que quede en suspenso para anhelar el próximo capítulo.
Seguiré leyendo.
Cariños. ^_^

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