¡No Puedes! 9

Noveno Imperativo: Explícate


-…soy un demonio.- A pesar de la seriedad y seguridad con la que lo dijo, ella estaba sorprendida por aquello, ya que desde que recordaba era humana pero ahora recuerda más y eso le decía que no era humana del todo.  Incluso las “personas” que la acompañaban estaban sorprendidas no por lo mismo que ella sino porque su cara no mostró señales de sorpresa.

En ese momento de que todos los presentes estaban callados y no sabían que hacer, un extraño sonido desde la ventana les llegó a los oídos el cual llamó la atención de todos por lo que sus ojos se fijaron en el lugar desde donde provenía el sonido. Todos mirando el rectángulo de vidrió pudieron ver una extraña figura que sólo a Kimerlain le provocó emociones suficientes como para que sus ojos se llenasen de lagrimas y un nudo se le formó e la garganta, no estaría sola de nuevo, así sentía aquella chica al ver esa figura que conocía tan bien, pero… ¿Cómo es que había llegado hasta aquí?


-Erf…- Pronuncia lo más suave posible guardando su sorpresa de verle para ella misma mientras lo veía entrar ya que el señor Brandt le había dejado pasar.

-Cierra tus ojos.- Le dijo el que era su amigo con el mismo tono de siempre lo cual la hizo preguntarse si su voz había cambiado y si la reconocía, pero no quería dudar por lo que simplemente le pidió cerrar sus ojos, tarea que no era difícil, no veía nada de lo que estaba afuera de ella pero si podía sentirlo y sus pensamientos evocaban su figura alada y verde, la cual no había visto desde hace mucho.

-Uno de los favores que nos pediste acaba hoy, el otro sigue en pie.- La voz del hombre mayor parecía más dura de lo normal y hablaba de algo que ella no entendía pero los demás si. Se preguntaba que tipo de favores Erf tenía que pedirle al padre de su amiga y a su amiga también.

A eso el demonio asintió sin hacer más ruido porque al estar sin ver la chica agudizaba el oído para escuchar todo, las respiraciones, algún movimiento y lo que captó en ese momento eran varias pisadas que dejaban el cuarto, al parecer dos personas, de seguro eran los Brandt porque su amigo flotaba. Esperaba que él en aquel silencio no la dejase sola aunque sería bueno que procesase todo lo que estaba pasando hasta ahora.

-Ki…- quizás porque no quería encontrarse sola ella no abría sus ojos aun y podía imaginarse al demonio verde sonriendo mientras pronunciaba su nombre, mostrando sus feos dientes. Sus pensamientos fueron interrumpidos porque de nuevo podía escuchar pisadas y unas que se le acercaban -…Kimer.-

Esa no era la voz de Erf sino de… para comprobarlo abrió sus ojos porque no se quedaría así tranquila sin que le explicaran que era lo que sucedía. Entonces vio, ahí parado a un lado de su cama, su hermano; lo cual le produjo que se le ahogara un gritito en la garganta y que él reaccionase colocándole su dedo índice sobre los labios de ella de manera suave para silenciarla, él hablaría ya que tenía muchas cosas que explicarle, a ella eso le venía bien porque no estaba para hablar con su cabeza hecha un enredo a pesar de que hay muchas cosas que simplemente aceptó sin preguntárselas, primeramente que ella es un demonio y de seguro los Brandt también por como se comportaron frente a ella todo el tiempo.

-He escuchado todo desde afuera y, aunque hubiese preferido que siguieras en la ignorancia, siento que es más un alivio de esta forma.- La abrazaba con fuerzas en un momento de confusión de él temiendo que desapareciera frente a sus ojos. -Realmente me alegro de que sepas quien eres, aunque haya sido por “su” culpa.- Se notaba irritado al pronunciar aquello ultimo, porque había mencionado al enemigo sin decir su nombre propiamente tal. Aquello le hizo soltarla y ella quedar mirándole extrañada por todas las reacciones que él estaba mostrando.

-¿Fremont… eres Erf?- Preguntó mientras él al soltaba y tomaba la postura que tomaba para estar frente a sus padres a un lado de la cama observándola serio.

-Esa respuesta tendrás ahora que te cuente lo que necesitas saber.- Levemente suspiró pues eran cosas muy viejas, desde hace ya muchos años que no quería recordar pero ella debía de saberlo, se lo había jurado desde aquella vez. -Si, soy Erf pero ya no tengo ese nombre… nuestros padres lo cambiaron para que fuese un nombre más humano, por eso Fremont.

>>Sabes que soy un mensajero y ese día después de dejarte allí y entregar el mensaje, los altos mandos me llamaron porque necesitaban a alguien como yo en la tierra.- Ella podía  notar lo incomodo que estaba relatándole esto pero no lo detendría porque necesitaba saber porque la situación era esta, aunque si le permitía una pausa. -Yo estaba en contra, no era algo que quisiera hacer, por eso les coloqué una condición a la que esperaba que rechazasen de inmediato pero no fue así, esa fue que te venías conmigo. Por nada del mundo dejaría que te quedarás sola y con él buscándote…-

Sus ojos se abrían más de lo normal por la sorpresa, aun no explicaba todo, explicaba de cierta manera porque ambos estaban en la tierra entre los humanos pero habían… más bien sentía que habían muchas que le faltaba decir, pero se las diría porque entre ellos había esa confianza desde hacía décadas a pesar de que hasta ahora hubieron muchos secretos que no sabría si siguiera con esa especie de amnesia.

-¿Por qué cuatro años? Podría haber sido antes, porque no les costaba nada hacerlo al mismo tiempo que contigo.- Pronuncio lenta, sería y enojadamente porque ella realmente sufrió todo ese tiempo en que no había sabido que había sucedido con él.

-Buena pregunta, y como ves ellos aceptaron, lo cual me tuvo realmente feliz de poder “rescatarte” de todo pero por tener la osadía de ponerles esa condición me castigaron con tres cosas. El primero fue que no te volvería a ver sino hasta cuatro años más el cual me comunicaron antes de enviarme aquí, eso me enfureció pero no podía hacer nada. El otro…- parecía que no podía continuar pero él lo haría ella se lo merecía y la abrazó de nuevo dejando de lado su postura Thantgate, sólo manteniéndola entre sus brazos, -…el otro lo entendí cuando madre estaba embarazada de ti, podía sentir tu presencia dentro de ella; seríamos hermanos en esta nueva vida. Aun así como capricho de niño pequeño le dije a madre que tu nombre sería Kimerlain, porque así se llamaría mi hermanita y ella aceptó porque hice todo como un Thantgate, así al menos tu seguirías con el mismo nombre.- Se le cortó la voz aquello era mucho para él por un motivo que le explicaría, no podía no decírselo.

-El tercero.- Demandó, sin demostrar que se había emocionado por lo que él había hecho por ella, por eso sus manos, a pesar del tono autoritario, le acariciaban la espalda suavemente por sobre la camisa verdosa que él usaba.

-Que… no recordases nada, ni quien eras ni lo que eras, mucho menos a mi… pero tu personalidad seguía intacta y te seguías alimentando como el demonio que eras aunque muy poco porque no era tu alimento principal.

>>Pensé que eras demasiado humana, pero no importaba porque estábamos seguros, tranquilos aquí él no existía y estábamos bajo el ala de una “familia”, todo iría bien salvo ya que te podía proteger y hacer mi trabajo en este mundo, lo demás…-
En un impulso ella busca sus labios y se los besa cálidamente por un corto tiempo sonrojándose pero sin quebrar esa expresión seria que ocultaba todas sus emociones encontradas y que había mantenido durante toda la confesión de él, en la que había entendido una cosa que necesitaba aclarar por eso lo preguntaría de manera directa.

-¿Desde hace cuanto que me amas?-

1 comentarios:

anama dijo...

Ame este capítulo *.*, fue muy genial tantas emociones dichas en tan pocas palabras y demostradas tan calidamente, fue genial.
Me gusto mucho. ^_^

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