Black Gates: Hell's Speech Prologo -- Parte 1

Podría decir que estoy algo decepcionado con la falta de respuesta a mi previo comentario, mejor dicho queja, pero al final rendirse por la falta de ser alabado es un acto de codicia. No puedo codiciar lo que no me he ganado, y dado que no me los he ganado aun he decidido crear esto.  Esta historia, aun cuando no me los preguntaron, relatara mis peores miedos y dará a conocer algunas de las cosas que mas temo en la vida. Pero el objetivo no es que ustedes indaguen en mi psique y reconozcan que soy un paciente psiquiátrico que necesita ayuda, si no que ustedes mismos se coloquen la camisa de fuerza y den a conocer la demencia oculta que todos ponemos tras nuestras mentes.

El proyecto que les mencione previamente ya esta tomando forma, ya he escrito un numero de bocetos para comenzar la historia, ya solo esta por pasar al estadio digital, que será algo nuevo para mi. Espero que si me dejan pasarles la url por aquí me apoyen los pocos que se vean interesados por mi oscuro sentido del humor. 

Aasdasdasdad… creo que no tengo nada mas que comentar, solo dejare aquí algunas notas sobre como leer la  historia:

 


Black Gates: Hell’s Speech
Prologo
Un vehículo, de marca irreconocible dado la oscuridad de la deshabitada autopista. El escenario era pintado por arboles de pino, que se mecían lúgubremente con el susurrar del viento, casi alentando a los extraños a dar media vuelta y escapar. Mas el vehículo avanzaba por razones mas allá de la comprensión. Quizás el piloto creía en su seguridad por la armadura de metal que lo rodeaba, el vehículo con su cómodo reproductor de Mp3, confiable GPS y aire acondicionado posaba como una fortaleza impenetrable; en la cual el conductor se refugiaba inconscientemente.
Mas el poder de la oscuridad no daría permiso a la insignificante tecnología de robar a su victima de sus delgados y cadavéricos dedos…

El sonido de la música se detuvo súbitamente, a causa de una falla de señal en el área. Algo presionado por el intenso silencio, el conductor opto por dejar al radio buscar alguna otra estación disponible. Nada más que estática hacía camino a los oídos de conductor. Quizás desesperado en la frustración de carecer de sonidos conocidos hizo que la estática tomas la voz de una mujer la cual susurro: “No hay escape…”

El conductor frunció el seño para mirar a donde la radio, asombrado por lo que sus oídos habían descifrado. Lo tomó como mera señal de que estaba muy cansado, golpeo con su palma el rostro un par de veces para despertar. Poco después del último golpe su vista se volvió borrosa, a lo que agito la cabeza. En el proceso el GPS, programado con una voz que daba anuncio de cuando cambiar la ruta del vehículo, mencionó “Camino desconocido, buscando señal”. La voz robótica probó ser un factor mas para el incremento del estrés del conductor. Era una voz aparentemente masculina, pero de momento esto era el único amigo de aquel cansado conductor, no tenía ya mas sonidos que pudiesen compensar la presión del intenso silencio de aquella abandonada carretera. Tan súbito como lo fue con la radio, repentinamente una voz femenina se apodero de aquella voz robótica masculina y de nuevo susurro entre estática y variación; “Bienvenido al final”.

Como cualquier ser humano bajo sus casillas, el conductor meramente absorbió lo que sus oídos podían captar y sintió un escalofrió recorriéndole la espalda. Sus manos temblaban suavemente, pero con susurros intentaba convencerse a si mismo de que todo estaba bien, de que nada saldría mal y de que probablemente solo fue un error del sistema. Nada malo sucedería, nada malo ocurriría esa noche. 

La carretera se veía despejada, solo algunas hojas de pino flotaban en el aire, movidas por el susurro del viento que mecía los arboles cercanos. No había que temer, solo era un lugar desolado, los faroles del vehículo apuntaban bien y lo dejaban ver a una distancia considerable al frente. Mas si nos ha aleccionado la historia, todo podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

La estrecha carretera parecía infinita mientras cruzaba la cordillera hacía donde por fin se veía civilización, unas cuantas luces tintineantes en el horizonte indicaban la presencia de una pequeña ciudad mas adelante. Un respiro al fin cruzo por la garganta del conductor, mas no a escasos cinco segundos la presión volvió. Los faros del vehículo comenzaron a fallar. Movió la palanca de atrás a adelante, tantas veces como se le pudo ocurrir, pero no hizo nada. Pero tan pronto como se fueron regresaron. Una figura esbelta de cabello negro largo se divisaba al frente, por puro reflejo el conductor haló el volante y evitó aquella figura humanoide. La punta del vehículo término colapsada por la fuerza del impacto, un árbol había recibido todo el daño y estaba pronto a colapsarse. El conductor había perdido algo de sangre por el impacto, una herida profunda en su brazo izquierdo estaba dejando fluir considerables cantidades de sangre. No pudo estar consciente de lo que sucedía a su alrededor, pero sabía que debía salir de auto. Alguna explosión de  debris del impacto o algo mas podría herirle si se quedaba ahí.

Arrastró su cuerpo lastimado fuera del vehículo hacia un árbol a la distancia donde reposo para intentar capturar su aliento de nuevo. Apenas unos suspiros pasaron, para cuando pudo ver el árbol caer sobre de su vehículo. Toda seguridad que había en aquella jaula de metal se desvanecía frente a sus ojos, mismos que ahora buscaban de manera desesperada alguna otra forma de refugio en la cercanía. 

La luna se cubría de nubes, negándole escasa luz para relajar su mente de lo que estaba por venir.
Sonidos de perros rabiosos se oían vociferando a la distancia. Entre adrenalina y las fuerzas que pudo rescatar de su cuerpo, corrió por lo que parecía un camino. Mas los sonidos no escaseaban, se hacían más fuertes e inclusive menos similares a los que haría un can. Por unos momentos sonaban como algo más allá de la realidad.

Una granja se divisaba a la distancia, corrió con la fuerza que su corazón que bombeaba un exceso de sangre (mucha que se gastaba en la herida en su brazo).Llegó al granero justo a tiempo para esconderse en un montón de paja. Se mente incapacitada por el miedo solo se refugio en el silencio mientras quería evitar que su miedo lo forzara a temblar o a hacer ruido.
Los sonidos entraron sin previo aviso al granero, los sonidos de un caballo siendo destajado vivo siguieron. El olor a sangre y vísceras se hizo presente en el granero. El terror fluía por las venas como dosis de hielo siendo inyectado por intravenosa.

No había escape…

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